El municipio de Salillas, con una rica historia, es mencionado por primera vez en la concordia de 1104 entre el obispo de Huesca y el abad de Montearagón. En su territorio quedan restos de los despoblados de Armalé y Burjamán. El antiguo castillo, ahora sustituido por el Palacio del Marqués de Montemuzo, todavía mantiene un torreón con una inscripción de 1E64.

Destacando su contexto histórico y arquitectónico, el Pozo de Hielo cerca de la entrada del pueblo era usado para conservar hielo en épocas cálidas. La Iglesia de Santa Ana, de estilo renacentista construida en sillería en el siglo XVI, es un hito en el lugar. La Ermita de San Felipe, al norte del municipio, es un templo barroco de principios del siglo XVIII, también de sillería.

El Palacio de los Marqueses de Montemuzo, con una fachada renacentista y el escudo de los Pomar del siglo XVI, destaca en la plaza central del pueblo. Las festividades en Salillas incluyen las fiestas menores en honor a San Felipe Neri el 26 de mayo y las fiestas mayores en honor a Santa Ana el 26 de julio. También se celebran festividades para San Fabián, San Blas y San Sebastián, así como Santa Águeda. El mayo se coloca en la plaza durante Pascua y se tira al inicio de las fiestas de Santa Ana.

El Molino de Harina, que data del siglo IX, conserva toda su maquinaria y está ubicado en las ramblas del pueblo. Aunque en el término del municipio pasaban tres calzadas romanas, solo se ha localizado un vestigio bajo el pueblo. Las antiguas cruces del Vía Crucis aún se mantienen en el pueblo, y la ermita de San Miguel con la frairía fue destruida durante la desamortización. La fuente también fue destruida con la construcción del canal.