Agüero, situado en la provincia de Huesca, tiene sus raíces en la época de la Reconquista, siendo mencionado por primera vez en el año 938. El pueblo se encuentra bajo unas formaciones calizas curiosas y erosionadas, conocidas como «mallases», que adquieren formas monolíticas. Esta zona es hogar de una colonia de buitres leonados y atrae a numerosos escaladores debido a los desafíos que ofrece.

En la historia de Agüero, destaca su participación en el peculiar Reino de los Mallos tras la muerte del rey Pedro I. La Reina Berta, viuda de Pedro I, gobernó este territorio por designio del nuevo rey, Alfonso «El Batallador», y Agüero formó parte de este reino.

Dentro del pueblo, se encuentra la iglesia de San Salvador, ubicada en el centro de la localidad. Este edificio está compuesto por construcciones de diferentes épocas, que van desde el siglo XII hasta el XVIII. La nave central, con su bóveda de cañón apuntado, tiene un origen románico. En épocas posteriores, se añadieron las naves laterales en estilo gótico tardío, con bóvedas de crucería estrellada.

La iglesia cuenta con una cripta subterránea del siglo XVI y un ábside semicircular que fue reconstruido en la época barroca. Los retablos Mayor y de Santa Ana datan del siglo XVIII. Una característica destacada es la torre de la iglesia, construida entre los siglos XVI y XVII, de gran envergadura y planta rectangular, con tres cuerpos y un campanario. Es visible desde gran parte del pueblo y forma parte del paisaje urbano.

La portada de la iglesia, situada en el costado norte de la nave románica, presenta una representación de Cristo Pantócrator rodeado por los Tetramorfos, los cuatro evangelistas: el ángel (Mateo), el león (Marcos), el buey (Lucas) y el águila (Juan). La portada está adornada con arquivoltas semicirculares ricamente labradas con motivos del arte románico, y cuenta con columnas laterales y un magnífico tímpano, formando una hermosa composición artística.