Para realizar esta espectacular ruta debemos llegar primero a la población de Viacamp, en el término municipal de Viacamp Litera, en la provincia de Huesca. Por tanto, esta ruta parte desde el lado aragonés del sendero. Desde aquí, y por una pista de tierra que se encuentra en muy buenas condiciones, se va hasta el núcleo despoblado de Montfalcó, a unos quince minutos en coche, en que nos conseguiremos con la casa Batlle, hoy el albergue de Montfalcó, y que marca el inicio de la ruta propuesta. A este sitio se puede llegar en coche y cuenta con aparcamiento gratuito. Aquí puedes tomar una bebida y comer un bocadillo antes de iniciar la ruta.

Es momento de hacer una observación: si no te gustan las alturas, no hagas este sendero. Hay que subir dos pasarelas no aptas para personas con vértigo y el trayecto por el Congost de Mont-rebei sólo tiene protecciones en los tramos más peligrosos. Si sufres de este padecimiento, abstente de realizar el recorrido.

Desde el albergue y por rutas bien señalizadas tomarás dirección al norte, por una senda que va en descenso continuo. Conseguirás durante esta parte de la ruta ilustraciones explicativas de la flora y la fauna del lugar y, cerca de los seiscientos metros de haber iniciado el recorrido, te toparás con una fuente. Si no llevas agua, aprovisiona aquí ya que es el único abastecimiento de agua potable que hay durante el camino.

La senda seguirá su descenso, rumbo al Barranco de la Tarteras y luego al corral de las Viñas; mientras, marcharás entre madroños, pinos y oliveras. Ya pronto comenzará la parte interesante de la senda. Te darás cuenta porque la vegetación, que hasta ahora ha sido abundante, comenzará a desaparecer y será sustituida por una pared rocosa, junto a la que vas a caminar. Ya desde aquí podrás ver el pantano de Canelles con sus preciosos colores. La vista empieza a llevarnos hasta nuestro objetivo.

A continuación ¡El primer tramo de pasarelas! Son 132 escalones anclados en la roca por los que subiremos 33 metros, siempre con el precipicio a nuestro lado mientras ascendemos. Eso sí, hay protección ya que cuenta con cables de acero que se desempeñan como barreras y evitan cualquier accidente. Durante el trayecto por estas pasarelas podremos ver como el río Noguera Ribagorzana fluye tranquilo a cientos de metros debajo de nuestros pies mientras nosotros pendemos, casi literalmente, de un hilo, pero de madera.

Al superar este tramo, el camino seguirá en ascenso y, luego de un breve descenso y un nuevo y corto ascenso llegaremos a la segunda pasarela. Esta es más alta que la primera: 159 escalones que salvan una verticalidad cercana a los 50 metros. En estas pasarelas estarás, casi literalmente, colgado de la roca. Vale decir que todas las precauciones que tomes serán bienvenidas: cualquier paso en falso puede poner tu vida en peligro.

Ya desde estas pasarelas podrás ver el Congost de Siegué y, luego de un corto trayecto, encontrarás el puente colgante. Al atravesarlo, pasas de Aragón a Cataluña y muy pronto conseguirás el empalme de la PR con el GR-1 y buscaremos la señalización para el Congost de Mont-rebei. Por esa senda seguiremos.

El camino que se viene es impresionante: una senda excavada en la roca, de no más de 1,5 metros de ancho y en algunos casos a 500 metros de altura. Abajo, el río, al medio, nosotros, los que hacemos el sendero, arriba, el cielo azul y Dios que nos cuida. La sensación es impresionante: estamos caminando dentro de la roca. Vale destacar que también en esta parte del trayecto debes tomar todas las precauciones posibles ya que hay sirgas de acero solamente en los pasos más peligrosos del camino

Esta ruta termina en el parking de La Masieta, ya en Cataluña. Desde aquí puedes devolverte desandando tus pasos o bien puedes procurar transporte desde este punto hasta Montfalcó. Si así lo quieres hacer reserva antes el transporte de vuelta.

¿Te atreves a sentir la euforia por haber hecho este sendero?