Salas Altas, desde tiempos prehistóricos, presenta numerosos restos arqueológicos en su territorio. Grupos que pintaban en abrigos cerca del río Vero podrían haber habitado esta zona de relieve amigable. La Edad de los Metales introdujo a los íberos con escritura, cerámica a torno y monedas, como las de la ceca de Bolskan-Huesca. La romanización dejó huellas en yacimientos de villas agrícolas, destacando la villa romana del Plano con cerámica terra sigillata, restos de tinajas, epígrafes en mármol y fragmentos de pavimentos.

Salas Altas se sitúa entre una planicie agrícola y la sierra de la Candelera. El abrupto relieve de esta sierra influyó en el desarrollo urbano, adaptando las casas al terreno escarpado y extendiendo el casco urbano en barrios distintos como Bariomato, ra Balsa, Entremuro, ra Carretera, calle de la Iglesia y calle Baja. En Salas Altas, las casas solariegas «grandes» con fachadas elegantes y estructura armónica albergan viviendas, almacenes y espacios cultivables.

Las calles del Entremuro llevan a la ermita de la Candelera, originariamente un castillo, ahora mirador de viñedos y bodegas del Somontano. La iglesia parroquial de Santa Ana, gótica tardía, reemplazó a La Candelera como parroquia. Las fuentes «ro Puzo» y «Fuente d’abajo» abastecían a la población y los animales antes del agua corriente.

Salas Altas ofrece diversas rutas turísticas a pie o en bicicleta de montaña, como la Ruta de las Ermitas, la Ruta de los Viñedos y el Trail running Viñedos del Somontano.