Cajigar, una localidad con raíces antiguas, se originó en la cima del Puyasons, donde aún persisten ruinas y posiblemente un antiguo menhir. El templo religioso inicial se erigió aquí, trasladándose al actual emplazamiento en el siglo XV, conservando la pila bautismal y el altar original.

El Castillo de Monesma, ubicado en un cerro largo que supervisa un vasto territorio a 1.230 metros de altitud, fue construido por el rey Sancho el Mayor de Pamplona para resguardar la Ribagorza de los ataques musulmanes en 1060. Hoy en día, sus ruinas, como una torre con tres lados rectos y uno circular, muestran parte de su grandeza pasada. Cerca se encuentra la ermita de Santa Valdesca.

La Iglesia de Santa María de Cajigar, del siglo XI con rasgos prerrománicos, fue entregada al abad de Labaix en 808 y posteriormente relacionada con el monasterio de Alaón. La estructura se amplió en el siglo XI y exhibe una mezcla de elementos románicos y góticos. Durante la Guerra de Independencia, los franceses robaron su tesoro.

Cajigar también alberga varias ermitas. La Ermita de San Bartolomé es de origen románico, con una nave única y un cilindro absidal decorado con un ventanal aspillerado. La Ermita de San Antonio, reformada recientemente, se encuentra en Monesma. El Santuario de Palleroa presenta una planta rectangular con capillas laterales y está en el camino a Chiró. La Ermita del Rosario, del siglo XVII pero remodelada, es un edificio rectangular con espadaña y una puerta de arco de medio punto. La Ermita de San Juan, en la Casa Matosa, posee una estructura rectangular con una cabecera plana y ventanuco adintelado.

Las raíces históricas de Cajigar se reflejan en su arquitectura y lugares de interés. Desde las ruinas del Castillo de Monesma hasta la Iglesia de Santa María y las diversas ermitas, cada estructura cuenta una parte de la historia de la localidad y su evolución a lo largo de los siglos.