Qué ver en Albeta
Toponímicamente proviene del árabe alb=lugar habitado y bete=caserío.
Parecen pues claras las raíces árabes de la localidad. Fue conquistada por Alfonso I el conquistador en 1118.
Albeta era un núcleo rural, con población agrícola; fue barrio de Borja hasta el S.XIX por lo que su historia irá ligada a la de esta ciudad, de la que dependerá jurídicamente, aunque será propiedad de los distintos señores feudales.
En 1212, el rey Pedro III concede el lugar de Albeta hasta entonces de dominio real, a su primer señor feudal García Navarro.
Los habitantes de la localidad eran musulmanes, y como toda la población islámica se convirtieron al cristianismo cuando en 1526, el rey Carlos I conmino a la población musulmana a convertirse o a exiliarse del reino. Pero esta conversión fue ficticia. Cuando en 1610 fueron expulsados todos los musulmanes de España, Albeta quedo totalmente despoblada, aunque fue repoblada con cristianos rápidamente pues en 1614 ya se dispone de registros parroquiales de bautismos, matrimonios y defunciones.
Desconocemos la mayoría de los señores feudales de Albeta entre los siglos XIII y XVI. No así desde esa fecha hasta el S.XIX. Durante ese tiempo, ambos señoríos están asegurados bien sea por herencia o por compra.
En 1835, el reglamento provincial hizo desaparecer a los corregidores y alcaldes mayores, las funciones de jueces y letrados, dejando a los antiguos corregidores, ya alcaldes todas las competencias económicas y de gobierno de los Ayuntamientos, entre ellos el de Albeta.
La fuente u Ojo de Albeta, manantial de aguas medicinales, fue conocido desde la antigüedad, como lo atestiguan las monedas romanas encontradas en su entorno. De época romana se conserva también una villa con termas en la partida de “La Gorrona”, datadas en el S. I o II d.c. y que aún puede arrojar nuevos e interesantes descubrimientos. Su topónimo denota su pasado islámico, ya que en árabe, significa (caserío), fue un Señorío Laico, dándose la particularidad de estar dividido en dos partes, la alta y la baja pertenecieron a dos diferentes señores, lo que dio lugar a no pocos conflictos. Entre su pintoresco caserío encontramos dos hermosas casas solariegas, un antiguo molino de agua, un pilar mudéjar en el camino de Borja y la Iglesia parroquial de Santiago Apóstol del siglo XVI, que alberga la imagen de la Virgen del Rosario, a la que legendariamente se atribuyen poderes curativos sobre locos y embrujados.