Es una edificación del siglo XVII, hecha en mampostería. Tiene tres naves de cuatro secciones con cubierta de medio cañón y lunetos y las naves laterales tienen bóveda de arista. En la cabecera se aprecian tres ábsides y la fachada está adintelada, junto a esta se encuentra la torre de tres cuerpos y cúpula gallonada. La decoración interior cuenta con una magnífica talla del Santo Cristo, otra románica de la Virgen y el Niño y un retablo dedicado a la Virgen del Rosario.

Se está ubicado en lo alto de una colina situado en un extremo de la localidad, lo cual genera una vista panorámica del valle de Jiloca por un lado, y por el otro el municipio de Bueña. Se trata de una fortaleza de ubicación estratégica durante la guerra de los Dos Pedros, formada por un recinto de 20 por 15 metros. En la actualidad está en ruinas solo se conservan algunos muros de mampostería y una torre rectangular de silla y mampostería de seis metros de lado y diez de altura, que en los últimos años fue utilizada como palomar.

Es una pequeña ermita construida en mampostería de una nave y cubierta de madera a dos aguas. Se encuentra muy cerca del castillo. Fue lugar de descanso del mártir San Vicente cuando lo llevaban preso de camino a Valencia.

En esta ermita se encuentra la roca sobre la que descansó el santo, además de dos imágenes y un retablo de estilo gótico – flamenco.

Se ha acondicionado como espacio de juegos para los niños de Bueña, pero en sus inicios fue la era de un significativo personaje de la localidad: don Cesáreo Gimeno Martín, un herrero que toda la vida se dedicó a solucionar problemas prácticos del pueblo y de sus vecinos. En este espacio tenía sus pollos y mientras cuidaba de ellos decidió embellecer el lugar con sus conocimientos de herrería y reciclando cuanto se ponía a su alcance.

Creo diseños para el suelo con fondos de botellas, esculturas, figuras de alambre, sembró árboles, diseñó un sistema de riego y aprovechamiento del agua y sin darse cuenta, al paso del tiempo había creado un hermoso jardín. Es un lugar único y pionero en el tema del reciclaje.

Se trata de un yacimiento con huellas fósiles de Megaplanolites ibericus, unos gusanos gigantes prehistóricos y de una especie de crustáceo gigante que habitó en la zona hace 90 millones de años. Estas se encuentran en la pared arcillosa que corona el pueblo, junto a donde se ubicaban las tejerías locales.

Es un punto de interés arqueológico internacional y objeto de estudio de especialistas en biología, arqueología y paleontología.

El entorno natural de Bueña está lleno de lugares interesantes para explorar, hay diversas trincheras de la guerra civil repartidas por todo el término de la localidad, el Puerto de Argentes, están los yacimientos arqueológicos y Paleontológicos, el mirador de los Rasos y el barranco del Salto. Actividades como senderismo, bicicleta de montaña o simplemente para disfrutar de la naturaleza. Cabe destacar que la localidad pertenece a la ruta verde del reciclaje del Jiloca junto con Blancas y Burbáguena, cuyo objetivo es poner en valor los recursos locales a través del arte, para revitalizar la vida en los pueblos con la colaboración de los artistas y artífices de la forja y el reciclaje. Bueña es sin duda el destino perfecto.

Bueña pertenece a la ruta verde del reciclaje del Jiloca junto con Blancas y Burbáguena, esta asociación tiene el objetivo es poner en valor los recursos locales a través del arte, para revitalizar la vida en los pueblos con la colaboración de los artistas y artífices de la forja y el reciclaje.