Villanueva de Huerva posee los únicos yacimientos con restos fósiles de dinosaurios que se pueden visitar en la provincia de Zaragoza y desde el Ayuntamiento de la localidad se está llevando a cabo un proyecto de dinamización turística teniendo como protagonista a su Patrimonio Paleontológico. Su base es el Centro de Interpretación Dinosaurios de Zaragoza, un museo que se puede visitar durante todo el año: entre semana en exclusiva para grupos escolares y los fines de semana para familias.

El Centro de Interpretación ofrece a sus visitantes una experiencia completa para descubrir los secretos de los dinosaurios a través de variadas propuestas: visita a la exposición museística permanente con su Rincón del joven paleontólogo, donde les espera la mascota: el dinosaurio Toki. La ruta guiada “Vivir entre dinosaurios”, una bonita experiencia para que los excursionistas aprendan sobre los dinosaurios de manera sencilla y didáctica, con explicaciones y contenidos adaptados al perfil de los visitantes. Un recorrido de 2 Km. disfrutando de la naturaleza del entorno hasta llegar a los yacimientos de huellas fósiles de dinosaurios. Esta actividad fue seleccionada entre las 25 mejores experiencias turísticas de Aragón 2022 por Turismo del Gobierno de Aragón. También se organizan talleres de excavación y dibujo de dinosaurios para los niños y niñas que visitan el museo. Estas actividades está repletas de enseñanzas en todo tipo de valores: humanos, estéticos, intelectuales, sociales y afectivos.

Dinosaurios de Zaragoza es el uno de los escasos museos dedicados exclusivamente a los dinosaurios que podemos visitar en España. Cuenta con el apoyo de una institución de gran prestigio como la Universidad de Zaragoza y su Museo de Ciencias Naturales con su director, el Catedrático de Paleontología José Ignacio Canudo Sanagustín, como asesor científico.

Más información

Templo, posiblemente, de origen románico en el que están representados de manera brillante diferentes estilos arquitectónicos: la antigua torre de origen desconocido con ventanales ajimezados, la antigua fachada gótica, su torre principal de estilo mudéjar o la monumental ampliación del edificio renacentista (1568-1577).

La riqueza artística del interior del templo es sobresaliente. El retablo del altar mayor, dedicado a Nuestra Señora de los Ángeles, fue finalizado en 1638 por el mazonero y ensamblador Tomás Lagunas, natural de Villanueva de Huerva. En las capillas laterales podemos encontrar diversos retablos de los siglos XV a XVIII. De talla similar, y elaborados en estilo barroco, destacan los retablos de San Pedro, San Blas, Santa Ana y la Asunción de la Virgen. De 1727 es el retablo de San Joaquín, compuesto de varias tablas enmarcadas en abundantes adornos vegetales. El retablo de San José, de1604, destaca por las obras del pintor Felices de Cáceres. Más antiguo es el dedicado a la Virgen del Rosario, conserva las puertas y contiene una bella talla policromada y 15 tablas que representan cada uno de los misterios del Rosario.

En la iglesia se conservan dos bustos extraordinarios del siglo XVI dedicados a Santa Ana y San Blas. Ambos son procesionales y, desde hace siglos, salen en los días señalados por las calles del pueblo. El retablo más antiguo luce unas esplendorosas tablas de estilo gótico que representan a San Pablo, San Cristóbal y algunas escenas de la vida de la Virgen. La tabla central original se sustituyó por un lienzo de época barroca dedicado a San Sebastián y San Ginés, en la que se puede ver la representación más antigua de Villanueva de Huerva.

Destacables son los majestuosos Cristo yaciente y Santo Cristo en la Cruz, tallado en madera policromada en el siglo XVII; una talla barroca de la Virgen del Pilar; el coro, compuesto por sillería de nogal de 1666, que alberga 21 asientos con un rostro masculino tallado en cada uno de ellos; y la pila bautismal del siglo XVII, de mármol jaspeado y que contiene a su vez otra de cerámica, posiblemente del siglo XVI.

También podemos visitar en la Capilla de Santa Ana una reproducción de “La Anunciación”, una extraordinaria tabla del siglo XV cuyo origen está en la propia iglesia y que fue adquirida por la coleccionista de arte Trinidad Von Scholtz en 1911 y donada, posteriormente, al Museo del Prado. En otras capillas se ubican dos preciosas pinturas del Siglo de Oro español que representan, respectivamente, la escena del Privilegio Sabatino y a San Antonio de Padua.

Más información.

Ermita de San Martín

Situada en el casco urbano del pueblo y a escasos metros de la iglesia parroquial, data del siglo XVI. Construida en mampostería y ladrillo, de planta rectangular y con una casi apariencia de edificio civil que evita una sencilla espadaña en ladrillo.

Posee en su interior un destacado tesoro: un bellísimo altar de inicios del siglo XVI. Restaurado recientemente, muestra unas ricas pinturas en tabla que representan a San Bartolomé, San Blas y escenas de la vida de San Martín de Tours, junto a una delicada talla del titular. En su decoración podemos ver la Cruz de Santiago, que confirma la pertenencia de la villa a la Orden de Santiago.

Más información.

Ermita de San Vicente

Está ubicada en lo alto de un cerro homónimo desde donde puede apreciarse una bonita panorámica del pueblo y su entorno. Este privilegiado emplazamiento fue ocupado en época prerromana, aquí se asentó el pueblo celtíbero de los belaiscos o bellos alrededor del siglo III a.C.

Aunque su origen podría ser medieval, la primera referencia escrita a la ermita la recoge una bula del papa Pablo III en 1534. De nave rectangular, está construida en mampostería. La puerta de acceso en ladrillo y las hileras de adornos sobre los que se apoya el tejado indican una modificación posterior. Fue restaurada en 2006 y, aunque su interior se encuentra diáfano, podemos caminar sobre un bonito suelo enmorrillado.

Mas información.

Ermita de San Pablo

Ubicada sobre el cabezo homónimo, se construyó en el siglo XVI. El 7 de mayo de 1535 Francisco Aguirre, vicario general de Zaragoza, la nombra junto a la ermita de San Vicente como lugar de procesión anual de los parroquianos de Villanueva. En este documento se constata que San Pablo en ese momento estaba en fase deconstrucción. En su interior acogía un retablo dedicado al titular pintado por el prestigioso pintor Diego González de San Martín.

Actualmente se encuentra en ruinas. Queda en pie un muro de mampostería y los bajos de diferentes estancias laterales. También podemos apreciar el inicio de dos arcos que cubrirían la nave principal y varios bloques de piedra numerados.

Más información.

La iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles acoge una joya del Patrimonio musical aragonés: un órgano de tubos, mandado construir en 1592. Sin embargo no se debió terminar mucho antes de 1608, año en el que está documentada la figura del organista como uno de los seis racioneros con los que contaba la iglesia de Villanueva. El órgano sufrió una importante modificación durante época barroca para adaptarse a los nuevos gustos musicales. En 2007 fue restaurado en Tarazona por los organeros Claudio Rainolter y Christine Vetter. El sonido del instrumento es delicioso de escuchar. Se realizan conciertos periódicamente.

Más información.

Un peirón es una pequeña construcción religiosa en forma de monolito con un hueco donde se ubica la imagen o figura de un Santo o Virgen que le da nombre. Colocados en márgenes de caminos a las afueras de pueblos o en lugares estratégicos en el interior de ellos, son símbolos de devoción religiosa y tradiciones populares. En el pueblo se conservan una buena cantidad de peirones o pilones, como los conocen en Villanueva de Huerva: los dedicados a San Roque, a Santa Bárbara, a la Virgen del Pilar y los que componen el Vía Crucis y Calvario.

Más información.

Los vía crucis rurales son una expresión religiosa popular y, a la vez artística, cuyo origen en Aragón se remonta al siglo XVI aunque es durante el siglo XVII cuando los popularizaron las órdenes franciscanas. Las estaciones del vía crucis se encuentran en un recorrido de 14 peirones, con hornacinas adornadas de cerámicas que recrean cada una de las escenas, y rematados por una cruz sobre un tejadillo piramidal. La estación XII (la crucifixión) se destaca con un triple peirón denominado triduo o Gólgata que representa las tres cruces del original monte Calvario. Hay razones para pensar que el calvario podía existir en Villanueva de Huerva desde época barroca, aunque en la actualidad las piezas artísticas son una creación de la prestigiosa ceramista Ana Felipe Royo, cuyo taller se encuentra en el propio municipio. Su estilo conjuga magistralmente arte románico y modernidad, con colores acordes al paisaje que los acoge.

Más información.

Aunque de aspecto más antiguo, este puente que se alza sobre el río Huerva fue levantado a finales del siglo XVI. Construido en una perfecta piedra sillar y formado por tres arcos de medio punto, en origen contaba con una puerta que daba acceso a la villa y regulaba el pago del pontazgo. Los sillares son de piedra caracoleña, una roca caliza que contiene numerosos fósiles de gasterópodos. Un elemento destacable son los prominentes y puntiagudos tajamares ubicados a ambos lados de los pilares de sujeción, que evitan que la fuerza del cauce del río dañe la estructura del puente.

Muy próximo al puente sobre el río Huerva, se encuentra un pequeño puente formado por un arco de medio punto que comunica, a través de un callizo de unos 5 metros cubierto de bóveda de cañón, las partes alta y baja del pueblo. Para su construcción, posiblemente contemporánea al puente sobre el Huerva, se usaron sillares de piedra muy bien escuadrados.

Más información.

En Villanueva podemos visitar numerosos restos de la Guerra Civil española en buen estado de conservación. Algunos de ellos se limpiaron en 2018 y sobre todo el conjunto se realizó un magnífico estudio por parte del GRIEGC (Grupo de Recerca i Investigació d’ Espais de la Guerra Civil), cuyo promotor fue el Ayuntamiento de Villanueva de Huerva.

Casi desde el inicio del conflicto, Villanueva de Huerva quedó en manos del bando sublevado, siendo una población más de la inmediata retaguardia franquista, contribuyendo en las operaciones militares que se llevaban a cabo en este sector. Sin embargo, la toma de Fuendetodos por fuerzas republicanas a finales de septiembre de 1936 provocó que Villanueva de Huerva se convirtiera en escenario de lucha, estableciéndose el mismo frente en su territorio.

Alrededor de Villanueva se construyeron diferentes posiciones defensivas que envolvían la localidad. La mayoría de ellas se construyeron con la idea de frenar cualquier ofensiva republicana desde la carretera de Fuendetodos. De esta manera existieron varias posiciones, denominadas Horca, Patíbulo, Viñas, Avanzadilla y San Vicente, algunas de ellas conectadas entre sí mediante trincheras y todas ellas rodeadas de alambre de espino para dificultar el avance de la infantería republicana. También se construyeron otras posiciones más avanzadas al frente como casamatas y blocaos, básicamente para cubrir con fuego de ametralladora la carretera, existiendo también emplazamientos para artillería y para armas antitanques. De hecho la carretera contaba con una empalizada y hasta con tres cortes diferentes. En las alturas más inmediatas a la localidad y en su retaguardia, se construyeron trincheras y se establecieron observatorios como fue el caso del Picocho, para así poder vigilar cualquier movimiento de tropas republicanas del sector.

Más información.

En las afueras de Villanueva podemos encontrar La Venta, una antigua posada que sirvió de descanso a arrieros y caminantes hasta bien entrado el siglo XX. Ubicada en el camino de los Serranos, alojaba a quienes iban y venían desdelos pueblos de la Sierra de Cucalón hasta Zaragoza. Si visitamos este paraje encontraremos los restos de diversas edificaciones y un aljibe y nevero en buen estado.

Lo más destacable del conjunto es el nevero (también llamado nevera, pozo de nieve o cava), una antigua construcción que servía para almacenar la nieve del invierno. Consta de un pozo de planta circular construido en mampostería y cubierto por una falsa cúpula de inclinación muy pronunciada. Presenta una curiosa hornacina a modo de peirón coronando la edificación que contendría la imagen de un Santo o Virgen que, lamentablemente, no se conserva. En la base de la cúpula se abre un vano de acceso, que servía tanto para empozar la nieve como para acceder al interior y extraerla. La entrada está protegida por una prolongación de la obra en piedra.

Más información.

La localidad de Villanueva de Huerva es un paraíso de dinosaurios donde se ubican hasta cinco yacimientos datados en el Cretácico inferior, hace unos 135 millones de años. Entre ellos se encuentran los dos únicos yacimientos con restos fósiles de dinosaurios que se pueden visitar en la provincia de Zaragoza: los yacimientos de icnitas El Paso y Merendero del Baño.

Los fósiles hallados en los yacimientos villanovanos nos dan muestra de un variado ecosistema continental a inicios del Cretácico, con lagos y afluencia de ríos en un paisaje deltaico. Se han encontrado fósiles de diferentes grupos de dinosaurios: terópodos, saurópodos, tireóforos; dientes de pterosaurios y crocodilomorfos, placas de quelonios, escamas y dientes de peces óseos, espinas de tiburones hibodóntidos y restos fósiles pertenecientes a anfibios y mamíferos.

Más información.

En este yacimiento de grabados rupestres se han identificado 79 figuras de diferente tipología grabadas en una gran roca arenisca, siendo en su mayoría de tipología de herraduras. De ahí su adscripción popular a las herraduras del caballo de Santiago entre los habitantes de Villanueva de Huerva. También se aprecian círculos, cruciformes, letras, pectiniformes, surcos, etc.

En este conjunto de grabados se han identificado dos técnicas principales: grabados realizados por abrasión y grabados realizados por picado. A falta de una investigación más rigurosa, el origen de estos grabados arranca en un momento de la protohistoria hasta época contemporánea, cuando se realizaron los últimos grabados. Se trata de una de las pocas manifestaciones de este tipo de arte rupestre en el entorno inmediato de Zaragoza hasta la fecha.

Más información.

El río Huerva es la vena única de aguadulce de la Comarca Campo de Cariñena y junto a él se asienta Villanueva. Durante siglos, el Patrimonio hidráulico villanovano ha sido abundante: azudes, acequias, puentes, molinos, batanes, aljibes, neveras, balsas, albercas, fuentes, lavaderos,… El Huerva y sus barrancos han modelado a su antojo a lo largo de cientos de miles de años el paisaje del entorno del municipio y han dado cobijo a una gran diversidad de flora y fauna, típicas de los ecosistemas de ribera.

Un paseo por la ribera del Huerva en Villanueva activa todos los sentidos por su tranquilidad y su belleza patrimonial, tanto histórica como natural: sus aguas cristalinas, el majestuoso puente del siglo XVI, el lavadero, la Fuente del Baño, el mirador de Los Calderones, las garzas reales alzando el vuelo, las bellas orquídeas dando color al sendero, los abundantes olivos y viñedos, los infinitos escarpes o las huellas que dejaron los dinosaurios.

Además de la gran fuente de vida que representa el río Huerva y su entorno, en Villanueva hay una gran variedad de ecosistemas. Las rocas que a lo largo de cientos de miles de años han resistido la erosión del río, ahora descansan majestuosas ante sus orillas elevándose hasta el cielo. Junto al pueblo, en sus tierras más al norte, encontramos en los roquedales una buena colonia de buitre leonado que nidifica en estos escarpes. En los alrededores de Villanueva de Huerva predomina un ecosistema habitual en la provincia de Zaragoza: el matorral mediterráneo, aunque aquí no es un paisaje tan desértico como en el valle del Ebro. Vegetación leñosa, arbustos espinosos y plantas aromáticas tapizan sus suelos.

La Foz y estrechos de los Calderones son uno de los lugares más bonitos del paisaje natural de Villanueva. Se trata de un tramo de unos 300 m. del río Huerva, en el que queda encajonado entre grandes paredes verticales de rocas jurásicas. Las vistas desde arriba y desde el cauce del río son bellísimas. Goza en su entorno de una rica fauna y flora que lo hacen más especial. Pasados Los Calderones y siguiendo el sendero, se encuentra la Fuente del Baño, un manantial natural de aguas medicinales.

Encontramos rodeando al pueblo lugares en alto para disfrutar de las vistas: los cerros del Picocho, San Vicente y el cabezo del Frontón. El Picocho corona el bosque a 720 m. de altitud, desde donde hay unas privilegiadas vistas del valle medio del Huerva. Desde San Vicente se tienen las mejores perspectivas del pueblo y en lo alto del Frontón se alcanza una gran amplitud de vistas de los alrededores.

Más información.

Dejando atrás el núcleo urbano de Villanueva de Huerva, hacia el Oeste, se encuentra el extraordinario bosque autóctono de 350 hectáreas. La especie predominante en el bosque villanovano es el pino carrasco, con ejemplares de grandes dimensiones y formas contorsionadas que nos descubren su buena salud y su pasado prehistórico. Están acompañadas por una sólida variedad vegetal: árboles como las carrascas o quejigos, arbustos como los coscojos, enebros o espantalobos y plantas como muérdagos, camedrios o romeros. Se accede por diversos lugares al interior del bosque, una gran mancha verde donde poder disfrutar de un bello y relajante paseo.

Más información.

El pino Pindera es un pino carrasco que está catalogado como árbol singular de la provincia de Zaragoza. Se encuentra ubicado en un llano al este de Villanueva, entre campos de cultivo cercanos a La Venta. Su particular morfología y sus impresionantes medidas lo hacen especial: un tronco de 3,5 m. de perímetro, 6,5 m. de altura y una superficie de 209 m² que hacen necesarias casi una cincuentena de personas unidas de la mano para poder rodearlo. Es el único ejemplar que queda de un antiguo bosque.

Más información.