Pleitas es un pequeño y pintoresco pueblo con apenas 38 habitantes, tiene una historia rica y fascinante que se remonta al siglo XIII. En ese tiempo, Pleitas fue un señorío bajo el dominio de Ximeno de Arenoso. Sin embargo, tras la muerte de Ximeno, su viuda, doña Elpha Pérez, donó la villa y su castillo a la Orden de San Juan de Jerusalén en 1266.

Esta donación no estuvo exenta de controversia, y en 1272, el Justicia de Aragón intervino para resolver las disputas sobre los derechos de la Orden de San Juan en relación con García Ortiz de Azara. Finalmente, en 1274, el castillo y la villa de Pleitas fueron entregados al Comendador de Zaragoza, consolidando así la relación de Pleitas con la Orden de San Juan de Jerusalén. Esta conexión feudal duró más de quinientos años.

A lo largo de su larga historia, Pleitas ha sido testigo de cambios significativos y ha mantenido sus raíces vinculadas a la Orden de San Juan. Esta herencia histórica se refleja en su arquitectura y patrimonio, que dan fe de su pasado medieval y su importancia en la región.

Hoy en día, Pleitas es un tranquilo rincón que ofrece a sus habitantes y visitantes un vistazo al pasado medieval de Aragón. Sus calles empedradas y sus antiguas edificaciones son un recordatorio constante de su historia y su conexión con la Orden de San Juan de Jerusalén.