¿Qué ver en Zaragoza en un día?
La capital de todo el territorio aragonés es una ciudad llena de historia, como todas las de nuestra geografía.
Dos mil años de antigüedad convierten a la ciudad en testigo mudo de innumerables asedios, batallas y épocas de bonanza.
Bañada por los ríos Huerva, Gállego y Ebro, se encuentra bajo la protección de la Virgen del Pilar y de San Valero, su patrón.
Casi en cualquier recodo de sus calles y avenidas puedes descubrir lugares que merecen el título de patrimonio de la humanidad, pero ya que solo dispones de un día, vamos a centrar el tiro.
Toma nota de qué ver en Zaragoza en un día, de lo que sí o sí tienes que ver en la antigua Caesaraugusta, antes de abandonar esta mágica ciudad.
Basílica y Plaza del Pilar
La primera parada de qué ver en Zaragoza en un día Tenemos que empezar por el monumento más icónico de Zaragoza y hay pocas discusiones en que lo es la basílica de Nuestra Señora del Pilar.
Centro de peregrinación casi desde su construcción, sigue siendo hoy uno de los templos más importantes de todo el país.
Sus dimensiones (130 m de largo por 76 de ancho) son de tal envergadura que es imposible que te deje indiferente, pero su interior no desmerece ni un ápice,
Formada por 3 naves, encontrarás en ella la Santa Capilla (donde se custodia la imagen de la Virgen del Pilar), el Retablo del Altar Mayor, el coro, el Humilladero y los frescos de Goya.
Al salir de la basílica nos espera la plaza más larga de España y centro cultural y social de la ciudad.
Cuando te encuentres en ella, te sorprenderán las hermosas fachadas de los edificios colindantes.
La Seo del Salvador y Museo de Tapices
Aunque la basílica suele llevarse toda la fama, la catedral de Zaragoza merece una visita.
En el lugar que ocupaba la mezquita musulmana Saraqusta, se alza hoy la Seo de San Salvador que conserva una mezcla de estilo barroco, mudéjar, gótico y renacentista.
Lo más llamativo es el cimborrio mudéjar, la torre del campanario y el muro de la Parroquieta. Al entrar, descubrirás un retablo mayor de estilo gótico, la joya que es el órgano y el trascoro.
Junto a la Seo está el Museo de Tapices, en un edificio colindante que alberga una colección de estas obras de arte fechadas entre los siglos XV y XVII.
La entrada a la Seo cuesta 4 euros e incluye el museo.
Puente de Piedra
No existe un puente más antiguo sobre el río Ebro, con sus 7 arcos vistos y un octavo bajo la calle y sus 245 metros.
Cuatro estatuas de bronce lo coronan en sus pedestales de hormigón, por lo que también es conocido como el Puente de los Leones.
Lonja de Mercaderes
¿Una lonja? Sí!
No se trata de una lonja común, sino de un edificio renacentista que es hoy sala de exposiciones.
Fue construida en el siglo XVI, con inspiración en los palacios de la Florencia más boyante. Cuando la veas olvidarás por completo que dudaste si debía estar en este listado.
Además su entrada es gratuita por lo que no dejes de colarte en el gran salón con columnas anilladas.
Torreón de la Zuda
Nada menos que del siglo X data el Torreón de Zuda, que ha sido sede de gobernadores musulmanes, palacio de reyes aragoneses y hoy oficina de Turismo.
Casi todos los visitantes se acercan a ella para conseguir información pero se quedan epatados por la belleza de este edificio renacentista, declarado Bien de Interés Cultural.
Murallas de Caesaraugusta
Aunque muchos de los edificios recuerden más a la época musulmana, no debemos olvidar que Zaragoza fue una ciudad muy importante durante el imperio romano.
Ellos dejaron su impronta con la construcción de una muralla de 3 kilómetros de perímetro y de hasta 7 metros de grosor.
Hecha con alabastro, caliza y un corazón de argamasa, aún se conservan partes en algunas zonas de la ciudad.
Para encontrar el mejor tramo, acércate al Mercado Central y descubre la muralla posterior (medieval) caminando por las calles Asalto y Alfonso V.
Plaza de San Felipe
En medio del casco histórico de la ciudad y flanqueada por palacios renacentistas, cuyas fachadas son obras de arte, la Plaza de San Felipe cuenta con la particularidad de tratar de mantener vivo el pasado.
Un mural pintado recuerda el lugar en el que se elevaba la Torre Nueva, que era la única mudéjar de España con carácter civil. Sus campanas fueron fundamentales durante los Sitios de Zaragoza y hoy se honra su memoria, para que nadie olvide que existió.
¿Cómo ha ido? Seguro que no has podido evitar saltarte el itinerario para disfrutar de una callejuela escondida, hablar con personas que aparecían en tu camino o recuperar fuerzas en uno de los estupendos restaurantes.
Acabado el día, con la pupila llena de imágenes mágicas, ahora ya sabes que Zaragoza es, y siempre ha sido, mucho más que agua!